El amante que Duras se encargo de contarle al mundo.

El amante. Marguerite Duras



Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo: "La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven usted era hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud, su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado. 



Duras me ha regalado una historia que se convirtió muy rápida en mi favorita. Con una precisión milimétrica, Marguerite nos cuenta como su niña se adentra en un mundo precoz que la convierte en una mujer fuerte y decidida. Hiere profundamente desde las primeras lineas y durante 150 páginas, logra revolvernos en emociones para dejarnos lastimados y llorosos, apenados, avergonzados y sumidos en una agridulce melancolía. 

Somos testigos de una relación en extremo complicada con su madre, con su hermano mayor, de la profunda necesidad de protección a su hermano pequeño, del despertar de una niña en el amor y en los placeres del cuerpo y el alma, de su necesidad de huir de un mundo que no siente propio, de la esperanza de encontrar algo más en Francia a donde siente que pertenece a pesar de no conocerla. 

Las circunstancias en esa colonia no son buenas, la pobreza azota a aquella familia caía en desgracia. El desapego de una madre hacia su hija la marca de por vida, las circunstancias políticas son crudas, son colonos pero están en lo más bajo del estrato y esa pobreza los relega de todo, nadie los reclama como suyos, son los parias y ella, una niña, lo sabe. 

Y lo sabía su madre,  y el chino que la hizo conocer de placer, de amor y pérdidas. Se supo mujer en los brazos de aquel hombre que no le podía ofrecer nada más que dinero, pero que le terminó abriendo las puertas de la libertad que tanto anhelaba. 

Marguerite cuenta su niñez con tanto detenimiento que cuesta creer que atesorara todos los detalles, porque nos la cuenta con ritmo pausado, ausente, como si esto no le hubiera pasado a ella, no pone una palabra de más, todo es certero. Logra que cada letra duela y nos haga evocar nuestros propios demonios en la infancia. 

Frases:

"He tenido la suerte de tener una madre desesperada por un desespero tan puro que incluso la dicha de vivir, por intensa que fuera, a veces, no llegaba a distraerla por completo".

"Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde".

"Vivimos es una estación única, cálida, monótona, nos hallamos en la larga zona cálida de la tierra, no hay primavera, no hay renovación".

"Un día ya no fue capaz de planear grandezas [...] y planeó miserias".

"Ahora comprendo que muy joven, a los dieciocho, a los quince años, tenía ese rostro premonitorio del que se me puso luego con el alcohol, a la mitad de mi vida. El alcohol suplió la función que no tuvo Dios, también tuvo la de matarme, la de matar. Ese rostro de alcohol llegó antes que el alcohol. El alcohol lo confirmó. Esa posibilidad estaba en mí, sabía que existía, como las demás, pero, curiosamente, antes de tiempo".

"Nunca he escrito, creyendo hacerlo, nunca he amado, creyendo amar, nunca he hecho nada salvo esperar delante de la puerta cerrada".





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