De las vivencias diarias que alimentan el corazón

Si dije no, no fue por falta de amor hacia él...

Fue tal vez, exceso de amor hacia mi.
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Tuve una declaración de matrimonio perfecta. Tan perfecta como yo nunca la imaginé. Con velas, vino, él con su guitarra, con esa imagen de trovador desaliñado, el cabello ya largo cayendo sobre su cara mientras me contaba que era la mujer que no soñó.
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Recuerdo la sensación en mis rodillas, cuando se aflojaron al ver como se arrodillaba y sacaba de su jersey una cajita negra, y el sentir mis ojos haciendose agua cuando la abría y pude ver ese anillo brillando para mi.
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¿Quieres hacerme inmensamente feliz y aceptar el pasar tu vida al lado mio?
¿Quieres casarte conmigo?
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¿Qué se dice, cuando el corazón quiere decir un si pero cuando toda tu razón se impone por una negativa?
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