"Soy un escritor feliz" Orhan Pamuk (y nosotros felices de conocerlo)

© Cortesía FIL Guadalajara/NABIL QUINTERO MILIÁN

“Amo estar todo el día encerrado en una habitación escribiendo,
amo el olor del papel y la tinta,
porque creo en la inmortalidad de las bibliotecas y,
en suma, porque mi religión es la literatura”.

Estar en la FIL Guadalajara siempre deja satisfacciones diarias, como este domingo nos regaló al tener presente a Orham Pamuk, escritor turco y ganador del premio Nobel de Literatura 2006, el cual conversó con Jorge Volpi (premio Alfaguara 2018) sobre su vida, sus libros y sobre su cultura. 

Cumplir 40 años de escritor no es fácil y Pamuk este año celebra 40 años de dedicarse a estar profesión. reflexionando sobre su profesión nos dijo: “Pienso en una persona que se encierra en un cuarto y se sienta frente a una mesa durante largos periodos. Esa persona construye un nuevo mundo con palabras”, apuntó Pamuk al abrir el Salón Literario Carlos Fuentes en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde Silvia Lemus, viuda de Fuentes le entregó la Medalla Carlos Fuentes.

Con un salón repleto de lectores, Volpi supo llevar una charla amena con el escritor, dónde en una introspección íntima, nos habló de su vida en la historia turco-otomana y europea, de sus vida personal y esa vida apasionante como escritor, de sus miedos y aciertos, de las satisfacciones que le ha dado su profesión y su futuro. 

© Cortesía FIL Guadalajara/NABIL QUINTERO MILIÁN


Un punto importante dentro de esta charla fue cuando nos habló de la influencia de la literatura latinoamericana en su obra: "
Reconozco la importancia de Fuentes, de Mario Vargas Llosa, García Márquez y Borges,todos ellos son influencias muy importantes porque, cuando el Boom inició, yo comenzaba en posición como autor y me sentía como provinciano y el Boom me ayudó a decirme a mí mismo: mira, puede haber un Boom literario musulmán, así como hubo un latinoamericano; que tienen ellos que no tenga yo”

Pamuk fue llevado a juicio en diciembre de 2004 por "insultar y debilitar la identidad turca", en una entrevista a un periódico suizo en la que pronunció la siguiente frase: «En Turquía mataron a un millón de armenios y a 30 000 kurdos. Nadie habla de ello y a mí me odian por hacerlo». La primera sentencia le impuso una condena condicional de seis meses, durante los cuales debía abstenerse de cometer delitos para poder mantener su libertad. Se reafirmó en sus palabras en octubre de 2005.​ En enero de 2006 un tribunal abandonó el proceso judicial.
La posición cívica de Pamuk ante los derechos humanos, particularmente ante los problemas armenio y kurdo en Turquía, lo han convertido en un personaje que genera polémica en su patria, y mientras allí unos lo admiran otros lo consideran un traidor. El gobierno turco se ha negado a admitir que cometió un genocidio contra los armenios en 1915. La campaña de odio desatada en su contra en Turquía después de aquella entrevista lo obligó a abandonar el país por un tiempo. Ya antes, en 1995, estuvo entre el grupo de escritores juzgados por sus ensayos en los que criticaban al gobierno por su política con los kurdos.
Tras el asesinato del periodista turco-armenio Hrant Dink, ocurrido en enero de 2007, y las amenazas de muerte que recibió, Pamuk abandonó nuevamente su patria. Algunos medios turcos, como el diario Aksam, le acusaron de haber utilizado el asesinato de Dink como un pretexto para ir a Estados Unidos a ganar dinero dando conferencias en la Universidad de Columbia. Las acusaciones fueron negadas por Fatih Altayli, director del diario Sabah, calificándolas de "chisme". Pamuk regresó a su ciudad natal en abril de ese mismo año para escribir su siguiente novela, Masumiyet Muzesi (Museo de la inocencia).

La obra de Pamuk es bastante amplia y se le considera parte de la nueva literatura turca, pudiéndose definir como prosa poética. Se caracteriza por un fuerte compromiso social, como lo tiene su autor. Sus libros han sido objeto de numerosas traducciones y publicaciones en más de un centenar de países. Ha obtenido numerosos premios, en especial el Nobel en el 2006 en reconocimiento a su trayectoria literaria y su compromiso con los derechos humanos.




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