Sábado, Domingo. Lo nuevo de Ray Loriga

En 1992 con apenas 25 años Ray Loriga publicó Lo peor de todo, creando un fenómeno literario en la lengua hispana, tras su éxito los editores se volvieron locos publicando a autores jóvenes, que hasta un poco antes eran olvidados por las editoriales. De esta generación que cambió el rostro de la literatura moderna hispana tenemos a Fuguet  y Fresán (publicados ambos por primera vez en 1991) dos de mis autores latinoamericanos favoritos. 

En su primera novela Élder Bastidas es un adolescente deprimido y furioso que busca encontrar su camino o sentido en la vida y no hace más que enojarse más con todo y de todo. Si Holden Caulfield se hubiera topado con Élder Bastidas, seguramente expresarían coraje mutuo el uno por el otro pero se respetarían en silencio. De todos los intentos de personajes parecidos al desarrollado por Salinger, Loriga es a mi parecer, el único que consigue pulir algo exquisito y complejo. Y creó una novela que representó a toda una generación, hasta ese momento. 

 Apenas un año después publica Héroes, dónde da voz a otro chico molesto pero con un perfecto gusto musical. Una novela que puede ser considerada un soundtrack con temas de Bob Dylan, David Bowie, Mick Jagger y Beatles, mientras nos habla de carreteras y una chica rubia cuyo corazón se partió en mil pedazos. Nos lleva por algunos capítulos en la vida de su personaje, otro adolescente furioso que tiene mucho que decir, aunque de momento prefiere el silencio de su habitación solo perturbado por alguna banda de rock que suena a todo volumen. Ahora Héroes es un libro de culto, con el cual una generación de jóvenes se sintió identificada y lo sigue haciendo, basta ver las conferencias del escritor donde acuden muchos seguidores jóvenes con ejemplares de Héroes para poder obtener una firma. 

Mi libro favorito de aquellos tiempos de melena larga y tatuajes expuestos es Tokio ya no nos quiere, dónde hay una droga capaz de borrarnos los recuerdos dolorosos, extinguir por completo a una persona de nuestra vida, por odio, por coraje, por dolor, así de sencillo, no hay luto, no hay VIH y el mundo vive una libertad sexual completa, pero es un libro nostálgico y triste. Es un libro menos visceral que los dos primeros y es a mi parecer, donde vemos el futuro de las novelas del autor, personajes melancólicos, desgarbados y solitarios. Abre paso a la tristeza intrínseca que distingue a todos sus personajes principales de posteriores.  

En 2017 Loriga gana el premio Alfaguara con Rendición, su mejor novela en mucho tiempo, reflexiva y desgarradora es una distopía que invita a la meditación sobre lo expuestos que estamos en las redes sociales. El ha dicho que más que una crítica, es una reflexión sobre lo inmersa que vive ahora la sociedad y a manera de mofa, ha expresado que ni Orwen Wells soñó alguna vez que la misma sociedad fuera la que entregara con gusto su privacidad para diversión de otros, todo por esperar un like. Esta novela fue un gran éxito en ventas y las críticas han aplaudido el regreso de un grande. 

Hace dos días se publicó en España su última novela, Sábado, Domingo. Una novela dividida en dos. En ella quería experimentar con su voz de inicio, ver si podía regresar a la voz de un adolescente molesto y cansino (diría él) y también jugar con el narrador actual que es ahora. El resultado es una novela reveladora, que habla mucho de él, del autor, de su infancia, de su hermano y Maracaibo, de los vals peruanos que canta su madre y su problema de epilepsia del que poco habla.  ¿Logra regresar a su voz adolescente? si, pero más que recordarme a Élder, yo pensaba en la voz adolescente de Fuget en Mala Onda, Matías Vicuña, ¿porqué? bueno, es verdad por ratos escuchaba a Élder hablar, pero, probablemente se moleste cuando se lo diga: creo que ahora está menos enojado.

¿Qué me quedó a deber? sus sentencias, Loriga se diferencia de otros autores de su generación por las frases contundentes que se encuentran a los largo de sus relatos, tengo varios de sus libros rayados con marcador amarillo de todas las frases que va tirando a bocajarro. Esta vez encontramos algún pequeño atisbo de esa genialidad, pero se la guarda mucho. A cambio nos regala un personaje complejo y una historia sencilla, pero que nos deja pensando durante un muy buen rato sobre las pequeñas decisiones que nos forjan la vida.